viernes, 12 de febrero de 2010

Desglose de beneficios de un disco musical de 17,5€

El autor de la obra sólo se lleva el 7-8% del beneficio total de la venta de un disco físico, en caso de un disco compacto con un precio de 17,5€, el artista se llevaría entre 1,2 y 1,7€.

Se trata de un dato concreto de una gran discográfica y no de una norma generalizada. Puede ser que el artista cobre menos, o más. Aunque sinceramente, me temo que pocos serán más, y muchos serán menos.

LaCamisetaVerde

Mientras, una de las cuatro grandes, EMI, anunciaba su balance económico rozando la quiebra, con pérdidas que superan los 2000 millones de dólares. (El País)

Mientras, los "autores", como Rosario Flores, afirman estar muriendo de hambre pese a tener un caché por concierto que alcanza los 45.000€ (Mangas Verdes), y tener una gira de más de 50 conciertos. Y pese a que sus cuatro últimos discos de los últimos cuatro años no incluían ni un solo tema nuevo (Bottup).

Mientras, Warner Music va poniendo trabas al negocio legal de intercambio de música financiada con publicidad o con suscripciones premium (sobre 10€/mes), como anunciábamos el otro día, con declaraciones que daban a pensar que retirarían todos sus derechos de estos servicios tan beneficiosos para el usuario y para la difusión cultural.

Mientras, las disqueras presionan a sus artistas para quejarse por algo, que no les afecta negativamente en absoluto, el 80% de la música que se descarga, no se compraría aunque no pudiera descargarse gratuitamente, y por tanto, nunca llegaría a escucharse. Si no se escucha no se asiste a sus conciertos y quizás, ni se compre.

(...)

Al parecer, los artistas cobran entre un 50% y un 70% de lo recaudado por sus conciertos (compárenlo con el 7-8% del disco). Hay que apoyar más al autor y menos a las distribuidoras. ¿No creéis?

Distribuidoras que como ya hacen muchas indies, terminarán dedicándose al management y usarán la distribución como publicidad. Algo mucho más adaptado al progreso de la sociedad. Sólo espero que no empiecen a especular con esos márgenes porcentuales perjudicando al autor final con su beneficio propio.

Habrá quien me acuse de demagogia barata y de repetir el mismo discurso ya escuchado millones de veces, pero por ahora nadie me ha conseguido convencer de ninguna de las dos cosas.

Sigo comprando discos (tanto en formato físico como digital) y sigo asistiendo a conciertos (muchas veces más que antes, estoy seguro). Estoy a favor de los derechos de autor y de sociedades públicas que los protejan. No creo en la SGAE ni en los abusos de una industria que llora por no saber adaptarse a la evolución inevitable del mercado. La música no es sólo la industria discográfica.

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